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Consejos del boticario > Invierno
 
 
 

PROFILAXIS

La exposición al virus de la gripe por infección o vacunación conduce a una resistencia temporal contra la reinfección por el mismo tipo de virus.

  • Vacunación: las vacunas preparadas con las cepas prevalentes de virus influenza reducen la incidencia de infección entre los vacunados cuando la HA o la NA son iguales en la cepa de la vacuna y en la que causa infección. La vacuna se prepara utilizando virus completos o subviriones. La vacunación anual se recomienda para personas con enfermedades cardiacas  y pulmonares, ancianos, con otras muchas enfermedades crónicas o personas que cuidan a pacientes en sus hogares o en el hospital. Las mujeres embarazadas incluidas en algún grupo de alto riesgo, o cuando el tercer trimestre de gestación coincide con los meses de invierno, también se deben considerar candidatas a la vacunación contra la gripe.


Se recomienda la vacunación anual para mantener el número de anticuerpos y acomodarse a los cambios en las cepas prevalentes. La vacunación intramuscular se debe administrar durante el otoño, de modo que el número de anticuerpos sea alto en los meses con mayor incidencia de gripe (invierno). Con las vacunas de subviriones disponibles en la actualidad, las reacciones locales o generales son infrecuentes o menores y de breve duración. Los niños menores de 13 años deben recibir vacunas de subviriones, ya que tienen menos efectos secundarios. Puesto que los niños han tenido menos oportunidades de contacto con virus de la gripe, se recomiendan una dosis primera y otra de refuerzo separadas un mes, a menos que ya hayan sido vacunados en años anteriores. En los adultos se pueden emplear vacunas de virus completos o de subunidades.





  • Fármacos antivíricos: la amantadina y la rimantadina son eficaces para la profilaxis contra la gripe A, pero no contra la B. Si el individuo tratado con uno de estos no ha sido vacunado, debe recibir la vacuna, los fármacos antivíricos se pueden suspender de 2 a 3 semanas más tarde. Si no es posible administrar la vacuna, el tratamiento farmacológico debe continuar mientras dure la epidemia.


TRATAMIENTO

La mayoría de los pacientes sólo requieren tratamiento sintomático, con reposo en cama y buena hidratación. Si los síntomas son intensos resultan útiles los fármacos antigripales, los antipiréticos y los analgésicos. La amantadina  y la rimantadina son beneficiosas para la fiebre y los síntomas respiratorios si se administran pronto en la gripe A. La ribavirina administrada pronto a dosis altas, por vía oral en adultos y en aerosol en niños, puede acortar la duración de la fiebre en la gripe A o B. En los adultos se pueden emplear la aspirina o el paracetamol. Para los niños sólo se recomienda paracetamol puesto que la aspirina puede aumentar el riesgo de síndrome de Reye. Para aliviar la congestión  nasal se puede usar un descongestionante sólo durante unos días (un tiempo prolongado puede causar efecto rebote provocando una congestión permanente). La inhalación de vapor puede aliviar los síntomas respiratorios y prevenir las molestias debidas a la sequedad de las mucosas y espesamiento de las secreciones. Las infecciones bacterianas secundaria requerirán antibióticos.



 
 
 
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