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GRIPE

Se define a la gripe como infección respiratoria aguda causada por el virus influenza, que causa fiebre, tos, cefalea, malestar general e inflamación de las mucosas respiratorias.

Los virus influenza se clasifican en los tipos A, B y C (la infección por el tipo C no produce la gripe clásica). Los virus influenza tienen dos glicoproteínas de superficie principales: hemaglutinina (HA) y neuraminidasa (NA). Estas permiten al virus adherirse a las células del huésped e infectarlas.

Sólo se reconoce un tipo serológico de virus influenza B, sin embargo los virus tipo A han sido categorizados en subtipos. Las mutaciones HA y NA es un proceso continuo en los tipos A y B y ha conducido a epidemias extensas de enfermedad grave. El intercambio de segmentos de genes completos entre virus de origen humano y animal produce nuevos virus (gripe aviar y gripe porcina), esto sólo ha ocurrido en virus influenza A.





¿CÓMO SE CONTRAE?

Las epidemias estacionales se suelen dar entre niños escolares y sus contactos domésticos o sobre todo individuos residentes en instituciones semicerradas (residencias de la 3ª edad).

La diseminación de los virus de la gripe se produce mediante gotitas transportadas por el aire, contacto directo entre personas o contacto con objetos contaminados. Los viajes en avión, que facilitan el contacto prolongado con personas infectadas en un ambiente relativamente cerrado, pueden diseminar nuevas cepas de virus y transportar cepas epidémicas a nuevas áreas.

Las personas con mayor riesgo de sufrir enfermedad grave son aquellas con trastornos pulmonares crónicos y cardiacos. Las mujeres embarazadas durante el tercer trimestre de gestación, los ancianos, los niños muy pequeños y los pacientes encamados también experimentan riesgo aumentado de enfermedad grave, incluso mortal.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

Durante el periodo de incubación de 48 horas después del contagio, el virus se multiplica en el tracto respiratorio. En los casos leves (huéspedes resistentes o parcialmente inmunes los síntomas son similares a los del resfriado común. Los escalofríos y la fiebre de hasta 39-39,5ºC comienzan súbitamente. Pronto aparecen dolores generalizados, más pronunciados en la espalda y las piernas. La cefalea es fuerte y muchas veces se acompaña de fotofobia. Los síntomas del tracto respiratorio pueden ser leves al principio, con molestias faríngeas y tos seca. Más adelante la tos puede ser persistente y productiva. En los casos graves el esputo puede ser hemoptoico (con sangre). La piel aparece caliente y enrojecida. El paladar blando, la parte posterior del paladar duro, las amígdalas y la faringe pueden estar enrojecidos, pero sin exudado. Los ojos lagrimean. En los niños pueden producirse náuseas y vómitos. Después de 2-3 días los síntomas agudos cesan con rapidez y desaparece la fiebre. Se pueden demostrar alteraciones de los mecanismos pulmonares de limpieza y del flujo de aire bronquiolar. La debilidad, la sudoración y la astenia pueden persistir durante varios días. Existe riesgo de bronquitis y neumonía con progresión rápida.



Cuando aparecen la disnea y la expectoración hemoptoica, junto con edema y congestión pulmonares pueden conducir a la muerte en tan sólo 48 horas desde el comienzo. Tal enfermedad grave es más probable durante las pandemias por nuevos serotipos influenza A y en personas con factores de riesgo cardiacos y pulmonares. La fiebre y los síntomas generales intensos diferencian la gripe del resfriado común. Aunque rara vez necesario, el diagnóstico se puede establecer mediante varias técnicas. Durante las epidemias se pueden utilizar el aislamiento precoz y la identificación del tipo y los antígenos de los virus influenza, como base para recomendar la vacunación y los fármacos antivíricos.




 
 
 
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