Úlcera Péptica
Complicaciones
● HEMORRAGIA: es la complicación más frecuente de la enfermedad ulcerosa péptica. Los síntomas son hematemesis (vómitos con sangre), eliminación de heces sanguinolentas (hematoquecia) o de aspecto alquitranoso (melena) y debilidad, síncope, sed y sudoración causadas por la pérdida de sangre. Si la hemorragia por úlcera persiste existen varias opciones de tratamiento para coagular el lugar sangrante. La hemorragia puede recurrir incluso tras la coagulación.
Después de que la úlcera sea diagnosticada y se haya controlado la hemorragia se deben administrar inhibidores de la bomba de protones intravenoso para suprimir la secreción ácida. Una vez que se haya estabilizado el trastorno del paciente sin signos de recurrencia puede retomarse la dieta oral, el tratamiento antisecretor por vía oral e iniciar si es necesario un tratamiento contra H. pylori.
La cirugía de urgencia sólo está indicada cuando la frecuencia del pulso y la presión arterial indican un deterioro continuo del estado del paciente a pesar del tratamiento.
● PENETRACIÓN: Una úlcera péptica puede penetrar en la pared del estómago o el duodeno y entrar en el espacio cerrado adyacente o en un órgano. El dolor puede ser intenso y persistente, referidos a lugares distintos del abdomen.
● PERFORACIÓN LIBRE: Las úlceras que perforan la cavidad peritoneal se localizan generalmente en la pared anterior del duodeno o, con menor frecuencia, del estómago. El paciente experimenta un brusco dolor epigástrico constante e intenso que se extiende con rapidez por todo el abdomen. El paciente suele permanecer acostado en silencio, porque incluso una respiración profunda puede empeorar el dolor. La palpación del abdomen es dolorosa, los músculos están rígidos y los ruidos intestinales están disminuidos. El diagnóstico se confirma si una radiografía del abdomen muestra aire libre debajo del diafragma o en la cavidad peritoneal.
● OBSTRUCCIÓN DEL TRACTO DE SALIDA GÁSTRICO: ésta puede ser causada por cicatrización, espasmo o inflamación asociada con una úlcera. Los síntomas son vómitos recurrentes de gran volumen que se presentan con mayor frecuencia al final del día y a menudo hasta 6 horas después de la última comida. La sensación persistente de plenitud después de comer, la pérdida de apetito, también sugiere una obstrucción de la salida gástrica.
● RECURRENCIA: La tasa de recaída en úlceras gástricas y duodenales es mayor del 60% durante el primer año tras la interrupción del tratamiento. El tratamiento prolongado con inhibidores de la bomba de protones reduce el riesgo de recurrencia. Otros factores que pueden aumentar la recurrencia son el uso de los AINE y el tabaco.
Tratamiento
• BLOQUEANTES H2: son importantes en el tratamiento de la enfermedad ulcerosa péptica, pero han dejado de ser el tratamiento principal cuando se usan solos; se emplean con frecuencia como fármacos antisecretores en un régimen anti-H. pylori (cimetidina, ranitidina, famotidina, etc.).
• INHIBIDORES DE LA BOMBA DE H+: estos fármacos (omeprazol, lansoprazol, pantoprazol, rabeprazol, …) inhiben totalmente la secreción ácida y tienen una larga duración de acción. Son muy importantes en el tratamiento de H. pylori. En las úlceras duodenales o gástricas activas el tratamiento de estos suele continuarse durante 2 semanas tras la terminación del tratamiento antibiótico para asegurar la cicatrización completa de la úlcera. Son más eficaces en la cicatrización de las úlceras que los bloqueadores H2.
• PROSTAGLANDINAS: (misoprostol) puede inhibir la secreción y potenciar la defensa de la mucosa. El papel de estos en el tratamiento de úlcera se enfoca al área de la lesión de la mucosa inducida por los AINEs. Los pacientes con alto riesgo de úlceras inducidas por AINEs son candidatos a tomar misoprostol con el AINE. Efectos secundarios: espasmos abdominales, diarrea y es un poderoso abortivo (contraindicado en mujeres con edad fértil que no utilicen anticonceptivos).
• SUCRALFATO: es un complejo de sacarosa y aluminio que estimula la cicatrización de la úlcera. Carece de efectos sobre la producción de ácido. En el medio ácido del estómago, el sucralfato se disocia y forma una barrera sobre la base de la úlcera, protegiéndola del ácido, la pepsina y las sales biliares.
• ANTIÁCIDOS: prestan alivio sintomático, estimulan la cicatrización de la úlcera y reducen las recurrencias. Hay 2 tipos:
- ABSORBIBLES (bicarbonato sódico), que proporcionan una neutralización completa y rápida. Debido a su absorción no se le puede dar un uso continuo, sólo en periodos cortos para un alivio sintomático intermitente.
- NO ABSORBIBLES: Se prefieren por sus menores efectos secundarios sistémicos. Se unen al ácido clorhídrico formando sales que absorben escasamente, aumentando así el pH gástrico. El hidróxido de aluminio es n antiácido relativamente inocuo de uso frecuente, pero causa estreñimiento. El hidróxido de magnesio es un antiácido más eficaz que el aluminio, pero puede causar diarrea. Para controlar la diarrea, muchos antiácidos contienen los dos hidróxidos, el de magnesio y el de aluminio.
· TRATAMIENTO ANTI-H. pylori: Los inhibidores de la bomba de protones la suprimen e inducen una cicatrización rápida de la úlcera. El aumento del pH gástrico que acompaña a su uso puede potenciar la eficacia de los antibióticos. Los resultados indican que los regímenes con 3 fármacos que combinan omeprazol o lansoprazol con 2 antibióticos son muy eficaces cuando se administran durante 7-14 días. Por ejemplo omeprazol+claritromicina+amoxicilina durante una semana pueden curar la infección en alrededor del 90% de los casos. Pueden haber otras combinaciones.
· TRATAMIENTO COADYUVANTE: Suprimir sólo los alimentos que causan molestia.
· CIRUGÍA: Las indicaciones son la perforación, la obstrucción que no responde al tratamiento médico, el sangrado incontrolado o recurrente y la sospecha de úlcera gástrica maligna.
La pérdida de peso es frecuente; el paciente puede limitar la ingesta de alimento a causa de saciedad prematura o para prevenir efectos secundarios de la comidas. Se recomienda comidas frecuentes y de poca cantidad, la reducción de la ingesta de hidratos de carbono y una dieta rica en proteínas.